Servicio de puertas en el antiguo Cuartel de Facinas |
Todavía quedaran en activo algunos Guardia Civiles que recordarán cuando el servicio de puertas duraba 24 horas, se entraba a las nueve de la noche, la hora en la que se hacía el relevo en el antiguo Cuartel. La puerta de entrada se cerraba a las diez de la noche y dependiendo de la fecha del año en la que se estuviera, el Guardia de puertas se acostaba más tarde o más temprano, debiéndose levantar entre las ocho u ocho y media como muy tarde. El Guardia de puertas tenía que llevarse las sabanas y mantas para dormir en la cama de muebles que estaba ubicada en el mismo cuarto de puertas. Una vez levantado, se aseaba y abría la puerta a las nueve de mañana.
El desayuno, el almuerzo, la merienda y algunas veces la cena, era llevada al cuarto de puertas en una bandeja por las respectivas esposas o hijas.
En verano, después del almuerzo ya daba la sombra en la puerta del antiguo Cuartel, donde el Guardia de puertas se sentaba en una silla y en muchas ocasiones era acompañado por algún chiquillo o familiar que se sentaba en los escalones de entrada. Por aquellas fechas, lo más normal era ver un botijo lleno de agua fresca junto al Guardia de puertas.
Como anécdota que recuerde sobre el Servicio de puertas que realizaba mi padre y sus compañeros, tengo que destacar: el miedo que a mis amigos les daba pasar por la Puerta del Cuartel, o mi tío Pedro Cote, que cuando se quedaba sin tabaco nos mandaba a comprarle y siempre daba algunas pesetillas, y Germán, que cuando se me hacía tarde jugando en la calle y llegaba más tarde de las diez de la noche encontrándome la puerta cerrada, antes de abrirme y sabiendo el quien era yo, me tenia haciéndome preguntas un buen rato.
Una vez en el Cuartel nuevo, cambio el servicio de puertas. El Guardia de puertas debía estar despierto toda la noche, e incluso hubo algún tiempo que duran la noche, el servicio de puertas lo realizaban dos Guardias.